Escenarios para el Estado después de la pandemia
Gustavo Blutman y Horacio Cao analizan los posibles escenarios del futuro del Estado pospandemia en la Argentina
Esta nota puede tener diferentes futuros. Puede perderse entre los ríos de tinta que hoy corren bajo la forma de análisis de la pandemia. O, quizás, alguien la rescate en el 2030 para hacer un estudio sociológico sobre cómo se veía al futuro cuando se estaba atravesando una inédita cuarentena. Hasta es posible que, en un porvenir incierto, sea encontrada en un archivo perdido y exhibida como talismán ante el acecho de una manada de zombis.
Lo mismo puede decirse del Estado ¿Qué puede suceder? No lo sabemos.
El análisis de escenarios y los estudios prospectivos no hacen lo que nosotros hicimos en el inicio de la nota. No predicen el futuro.
Y entonces ¿qué es lo que hacen? Dos cosas:
A partir de una interrogación sistemática -y la selección de datos y hechos- se establece un rango de escenarios posibles y,
a partir de valores enunciados explícitamente, desarrolla un camino crítico hacia el escenario futuro deseable.
Nótese que, la nuestra, es una actividad de riesgo: las dos dimensiones de trabajo -el rango de posibilidades y las cadenas de causa efecto- están sujetas a amplios márgenes de error.
Valientes al fin -o descarados, según cómo se lo vea- desde hace una década venimos estudiando el tema y, sobre la base de este trabajo publicamos varios textos (1) y, últimamente, realizamos un video que, en cinco minutos ahorra al lector horas delante de pantallas y libros.
Si no te da el ancho de banda para el video, te telegrafiamos el trabajo: en un horizonte temporal no particularmente lejano -de aquí a unos quince años- es razonable pensar que disputan por el futuro estatal tres escenarios diferenciados. Ellos son:
1. El “Dogma Vigente” (Ortodoxia): Está asociado al libre mercado y tiene sus principales mentores en los países del OCDE y los organismos multilaterales de crédito (i.e. Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial de Comercio). En términos generales, plantea políticas de continuidad en el esquema general de gobierno y confía en que el cambio tecnológico irá modernizando instrumentos y herramientas estatales. El nombre de “dogma vigente” se debe a que, por una parte, tiene un discurso cerrado al cambio de los supuestos mercantiles y por ello se presenta como incuestionable (en este caso, dada su argumentación basada en un alto determinismo); por otra parte, el adjetivo “vigente” apunta a señalar que es el discurso oficial del establishment del occidente desarrollado.
2. El “Camino Sinuoso” (Heterodoxia Reformista): Este conjunto de ideas, que fue desarrollado por la social democracia europea a partir del colapso del mundo soviético, la cuasi desaparición de su tradicional clientela obrera y el surgimiento de nuevas problemáticas -i.e. ecológica, de identidad sexual, de derechos a la información- pone el centro de gravedad de su teoría sociológica y política en la sociedad civil y en la asociatividad libre (sobre todo en las ciudades). Plantea reformas y continuidades en lo que hace a la visión liberal tradicional. ¿Por qué se denomina “camino sinuoso”? Las posturas socialdemócratas han ido modificando sus posiciones tanto en relación con la defensa o no de ciertas políticas públicas, como de la misma definición de los sujetos a quienes convocar como fuerza política. Así, su recorrido no ha sido recto o claro, sino sinuoso, con oscilaciones entre la regulación y el liberalismo.
3. El “Regreso al Futuro” (Heterodoxia Radical): Se caracteriza por resaltar el carácter fundamental del intervencionismo estatal en la tarea de reconstruir un programa que represente los intereses de los sectores populares. En tal sentido, considera que sólo empoderando al Estado se podrá domar al capital y cambiar los efectos nocivos -pobreza, inseguridad, distribución asimétrica del ingreso- que su libre juego genera. El nombre de “Regreso al Futuro” alude al hecho de que la centralidad del Estado en la vida social fue un fenómeno ya conocido en el siglo XX; el oxímoron del nombre alude a esta vuelta que ya no es al pasado, aunque lo parezca: no se puede volver al pasado, por una parte y, por otra, es posible aprender de la historia.
Ahora ¿Cambiará la pandemia el rango de las perspectivas posibles? ¿Cuánto transformarán su ideario las doctrinas vigentes para acomodarse al cambio?
Aclaración: No usaremos -ni explicaremos- la metáfora del cisne negro porque estamos hartos de escucharla; diremos que la aparición del COVID-19 es un elefante rosa de la historia, que posiblemente demuela buena parte de las prospectivas. Tal vez, inclusive, la que nosotros hemos hecho. En suma, la pregunta sería: ¿Es rosa el elefante? Inclusive ¿No será de un marroncito claro, mucho menos excepcional de lo que se postula?
Como dijimos no somos ni tarotistas, ni astrólogos, ni videntes. No podemos saber si con la cuarentena está ocurriendo un punto de inflexión, equivalente a aquellos hitos que dieron inicio de nuevos formatos estatales (1929/30, Crack de Wall Street, Estado Benefactor/Keynesiano – 1973/4, Crisis del Petróleo, Estado Neoliberal) (2).
Más allá de no poder responder la pregunta, surgen algunas reflexiones que, nos parece, ayudan a comprender el tablero político general y agregan material a nuestra biblioteca de posturas estatales con respecto al futuro.
El Dogma Vigente, en el dilema salud/economía, considera que se debe privilegiar la economía ya que solo desde una economía robusta se puede pensar en un sistema de salud potente (3). Asimismo, coherente con su visión liberal, es reacio al incremento del intervencionismo estatal -en la vida cotidiana y en la producción- a la emisión monetaria, aunque ésta se use como ayuda social. Ejemplos de esto pueden verse en Estados Unidos y Brasil con Trump y Bolsonaro.
Como ocurre siempre, desde el Regreso al Futuro se plantean medidas y visiones opuestas a las del dogma vigente. Entre salud y economía se privilegia la salud, en la inteligencia de que la emisión monetaria y la redistribución del ingreso alcanza para mitigar los peores efectos sobre la situación económico y social. Por otro lado, el incremento en la intervención estatal que impulsa la crisis en todo el mundo da mayor cobertura la tradicional visión estatista del programa populista. El gobierno de Alberto Fernández parece discurrir por este camino.
El Camino Sinuoso es más cauto y trata de conjugar las necesidades de un liderazgo fuerte ante estas circunstancias, con grados de flexibilidad en las fuerzas del mercado. Los casos de Francia, España e Italia nos muestran este funcionamiento.
Como puede verse, nada definitivo. Son sólo los primeros pasos de un camino en el que, siguiendo con la metáfora faunística, pueden salir otros conejos de la galera (4).
Así, mientras algunos autores imaginan que vamos hacia escenarios del tipo The walking dead, otros sostienen que nos dirigimos un futuro más igualitario o verde, según la utopía que se persiga. También están los que sostienen que dentro de poco la situación será parte del anecdotario humano, seguramente triste para los que perdieron a alguien, pero con poco sedimento concreto.
En todo caso, queremos resaltar que la moneda está en el aire y que estas u otras interpretaciones que pueblan los medios comunicacionales son apofenias, conexiones azarosas de sucesos aleatorios. Todo dependerá bajo qué perspectiva nos dispongamos a enfrentar la crisis.
O sea, que buena parte del color que finalmente tenga el elefante estará en función de la inteligencia, pasión y tenacidad con se persiga cada futuro deseable.
Sobre los autores
Horacio Cao es Doctor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, Administrador Gubernamental, especialista en modelos de gestión pública.
Gustavo Blutman es Doctor y pos doctor en Ciencias Económicas. Profesor titular regular UBA- FCE.